sábado, 30 de septiembre de 2017

OVEJAS Y SEPARATISTAS

    He vuelto al Alto Pirineo. Lejos del mundanal ruido he podido distanciarme un poco del inmisericorde bombardeo al que nos tienen sometidos los medios con motivo de la insurrección de los separatistas catalanes. El bombardeo está haciendo mella en las mentes del resto de los españoles, que ven como avanza la campaña de propaganda secesionista, con la connivencia de muchos medios de comunicación, que parecen disfrutar manteniéndose como observadores de una pelea -en la que nos jugamos mucho- sin tomar una diáfana posición al lado de la ley, la única posible para cualquier español. 
    En mis paseos por el valle del Aragón volví a encontrarme con Eusebio, un veterano pastor, que conducía su rebaño de un pasto a otro. Después de las habituales cortesías pude apreciar la demostración de cómo solo el pastor y su pequeña perra "Chispa" podían conducir un rebaño de unas quinientas ovejas. 
    A "Chispa" en mi tierra la clasificarían como un can de palleiro, pero a la vista de la exhibición que nos hizo de sus habilidades, demostró que poseía el doctorado en ciencias y artes caninas. Una sola voz de Eusebio la sentaba y ponía en alerta, y una segunda voz, acompañada de un gesto con el cayado, la ponía en movimiento.
    Recibí los honores del rebaño que desfiló ante mí, pero me llamó la atención el ver, entre aquella abigarrada tropa, dos blancos perros pastores del pirineo que marchaban intercalados entre las ovejas. Al preguntarle a Eusebio la razón por la que no ayudaban en la conducción del rebaño, me contestó: "es que se creen que son ovejas, pues nacieron entre el rebaño, pero son buenos vigilantes, sobre todo cuando acechan los buitres". 
  Pensé para mis adentros que en España tenemos a muchos ciudadanos que se creen que son ovejas y se dejan llevar de un lado a otro sin rechistar, sin darse cuenta que son superiores a los que le ladran las consignas, que aceptan sin la menor crítica. 
    Si no se reacciona con dignidad ante los buitres que nos acechan nos convertiremos en un pueblo de ovejas, olvidando la esencia de nuestro genio y carácter. El respeto a la ley, la paz y la tranquilidad social son valores que sin dignidad no valen nada, y en su defensa se requiere el uso de todos los medios que tiene el Estado a su disposición, incluyendo el legítimo empleo de la fuerza, si preciso fuera.

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