martes, 28 de octubre de 2014

REHABILITACIÓN


    Los años vividos acumulan desgaste en nuestro sufrido cuerpo, sobre todo si lo has forzado más allá de su "envolvente" -mi caso- lo que me ha supuesto entrar en el mundo de la traumatología y la rehabilitación. El traumatólogo me dice que no tenga prisa, que no corra más, pues por el desgaste de mis rodillas aprecia que han visto mejores tiempos. Para llegar a ese ya previsible dictamen prescribe unas radiografías y una resonancia magnética, y a su vista me ordena unas sesiones de rehabilitación.

Lámina del "Estudio elemental del cuerpo..."

    Por ser lego en esos asuntos traté de documentarme sobre esta parte del cuerpo acudiendo a un opúsculo que mi padre había estudiado en el bachillerato y con el que intentaba desvelarnos los misterios del cuerpo humano en nuestros  estudios juveniles: "Estudio elemental del cuerpo humano en piezas anatómicas" en el que encuentro los orígenes de mis molestias: rótula, menisco, tendón rotuliano y... sus "mulas cojas".
    Adentrarse en el mundo de la fisioterapia ha sido hacerlo en terreno sin cartografiar. Enseguida empecé a familiarizarme con términos como magnetoterapia, ultrasonidos, laserterapia, electro-estimulación...etc, todo un mundo nuevo que estoy comenzando a apreciar, no por los posibles efectos sobre mi envejecida rodilla, sino por los que aprecio en los pacientes de todas las edades que me acompañan en las sesiones. Para empezar creo que hay que destacar el meritorio ejercicio de paciencia que hacen a diario los fisioterapeutas para mantener una rutina que debe colmar la del mismísimo santo Job. 

    Mi debut en el centro de recuperación me produjo una mezcla de estupor y espanto: lo primero al ver los numerosos pacientes que allí se encontraban luciendo todo tipo de taras y dolencias, y lo segundo por la sensación de entrar en una mazmorra de la Inquisición al oír la escala creciente de gritos y lamentos de un par de pacientes que tendidos en una cama sufrían estiramientos de sus miembros; parecían dispuestos a reconocer que judaizaban en secreto. Un veterano del lugar me ilustró al decirme que el remedio empieza cuando aparece el sufrimiento. O sea, que hay que elevar cada día el umbral de resistencia al sufrimiento para cuando llegue la hora de la verdad, que inexorablemente llegará. 
    Para ejercitar las rodillas y ver el ambiente vuelvo a pasear por Majadahonda,  donde me encuentro de nuevo en sesión a su activa "Asamblea Popular" reunida en la Gran Vía, secuela del 15M, anunciándose como "escuela de democracia". Algunas caras conocidas -pocas- y jubilados aburridos dispuestos a dar ojos y oídos a la función en la que la estrella -según reza el cartel que adorna el escenario- es la persona que descubrió la trama "Gürtel" en Boadilla del Monte; ya te digo: Ben Bradley. La estrella encandila a la audiencia con su parola orlada de todos los dichos y muletillas actuales, relatando su caso y la persecución que ha sufrido que la llevó incluso hasta a un "exilio" en Costa Rica. 
    Yo digo para mis pechos que a estas personas, cuyos cuerpos  tanto han sufrido en la lucha contra la administración, se les debería ofrecer una opción española del speakers' corner londinense, en forma de un púlpito laico en un edificio público -por supuesto a cargo del contribuyente- donde la audiencia pueda solidarizarse con el predicador, y en una terapia colectiva - sin sufrimiento- suavizar los rencores que les animan,  a decir verdad muchos de ellos con mucha razón.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

GAZA 2014- II


     Cómo se puede apreciar en la entrada GAZA 2014, las imágenes nunca son neutrales a la hora de documentar los efectos de los bombardeos, por lo que una cuidadosa selección debe apoyar la línea argumental del texto. En este caso las fotografías pertenecen a fotógrafos profesionales y cada una de ellas merece un análisis. La estética que muestran es la tradicional de las fotos de guerra: bien escogido el momento, fuego, humo negro, destrucción (he ahorrado la visión de los efectos en las personas)...en fin, la tragedia para quien la vive, documentada por un medio testigo que acepta algunos riesgos, porque los verdaderos testigos tienen poco que decir pues están sufriendo las consecuencias de la bíblica "lluvia de fuego" o están muertos.
     En general, la ética que se predica en los medios occidentales, en relación con el problema palestino, es la del nihilismo y la resignación: "¡qué pena! ¡ya se arreglará!... es un problema pequeño comparado con los que tenemos en el mundo"... La recepción por las masas occidentales guarda relación con su sensibilización ante el sufrimiento, que para que se produzca en el siglo XXI debería irrumpir en los hogares llevando la nausea y el espanto; sin embargo, lo que llega a las audiencias es como un flash que incita a la reflexión solo a las mentes despiertas. En esta ocasión en la campaña de Gaza la persistencia de las imágenes ha sido mayor que otras veces, lo que  ha llevado a movilizaciones en favor de la posición palestina, en una reacción que puede anticipar el fin de la tolerancia de los medios con la política de Israel, aunque todavía le salgan defensores.
     La tradicional mala conciencia de Alemania con los judíos, se ha puesto una vez mas de manifiesto con las declaraciones de Ángela Merkel, explicando en Berlín  que detrás de las críticas a Israel por su campaña de Gaza hay elementos de antisemitismo. Bueno; sería comprensible una declaración de apoyo al derecho de Israel a defenderse con medios limitados, pero lo que ya es menos comprensible es mencionar el antisemitismo (que increíblemente subsiste en algunos medios) cuando en realidad la mayoría de las críticas van contra la brutalidad de Israel. Lo que en cambio no nos explica la Canciller, es el porqué Alemania está vendiendo a Israel submarinos convencionales de última generación que podrían equiparse con misiles con capacidad nuclear.
 
     En la entrada GAZA 2014, se decía que la campaña aérea de Israel recordaba las campañas de castigo que emprendían las potencias coloniales contra los colonizados rebeldes, en particular las de Gran Bretaña. Nos cuenta Arthur Harris en su libro de memorias "Ofensiva de Bombardeo" que en los años 1920, en la lucha que el Reino Unido libraba en Iraq contra los insurrectos, se usó un método de "control aéreo" para  someter a las tribus con el empleo de la potencia aérea; el depurado método consistía  en dar la "alarma" a los habitantes de una aldea para que la abandonaran antes de destruirla con bombardeo aéreo. Como puede verse, los israelís han tenido quien les enseñara a tratar con los árabes. Los negativos efectos de la pasada influencia del Reino Unido en el Oriente Próximo todavía subsisten.
     En la entrada anterior también se aventuraba que el Gobierno de Israel no ampliaría la campaña terrestre pues las bajas propias suponían un peso político difícilmente aceptable por la sociedad israelí, a pesar de su apoyo a la "Guerra de Netanyahu". Un somero análisis en la prensa de Israel de la lista de muertos evidencia que la mayor parte (43) fueron en enfrentamientos directos con los combatientes palestinos, seguido de los muertos (15) a bordo de vehículos por impacto de misiles o cohetes, y cerrando la lista los muertos (7) por "booby trap" o IED. Una vez más se ve que el combatiente a pié se lleva la parte del león, como en todo combate urbano. La cifra de los muertos en vehículos también parece demasiado elevada; además otro dato que se desprende de la lista es la elevada proporción de cuadros de mando entre los muertos, lo que puede indicar que los combates fueron llevados a cabo por unidades especiales, que suelen tener altas tasas de encuadramiento. La cifra de heridos en los combates no se encuentra en los medios, pero hay que suponer que será, al menos, el doble de la de muertos: un alto precio.
     Pronto comenzaran las conversaciones con Hamas y el final del conflicto está todavía por ver, aunque su última edición haya posiblemente conducido a la unidad de los palestinos y al debate interno sobre los límites aceptables para lograr la paz. Mientras tanto surgen nuevos desafíos como el Estado Islámico (EI) al que para combatirlo buscan apoyo los norteamericanos, quienes se enredarán otra vez más en un conflicto de difícil solución, aunque las actuales bandas del EI, al haber adoptado las operaciones convencionales para lograr la expansión del Califato, se están exponiendo a recibir la lluvia de fuego aéreo de la Coalición que se está formando, a la vez que se enfrentan con las fuerzas terrestres de Irak y los aliados. Habrá que esperar su reacción.

lunes, 18 de agosto de 2014

GAZA 2014


    Desde el ocho de julio hemos asistido al último capítulo del largo conflicto entre árabes e israelís ante el que no se puede permanecer impasible si habitas la ribera del Mediterráneo, por lo que me he animado a hilvanar estas líneas escritas sine ira et studio, como recomendaba Tácito, para aportar una pequeña reflexión, intentando mantener una relativa objetividad, cosa difícil ante lo que estamos viendo. 
media.biobiochile
    Las cadenas internacionales de noticias  incluyendo  Al Yazeera, e i24 de Israel, nos han traído las imágenes y voces de este último conflicto; se han visto opiniones para todos los gustos, pero diría que esta vez el fuerte ruido anti-Israel parece estar más que justificado. No creo que en esta ocasión haya intereses vitales en juego para Israel, por lo que sorprende su desproporcionada respuesta, que continúa la ya larga tradición de falta de respeto de la legalidad internacional y del derecho humanitario, que esta vez  ha espantado hasta al propio Secretario de Estado norteamericano Kerry.
    Las razones inmediatas parecen encontrarse en el asesinato de tres jóvenes israelís por milicianos de Hamas, al que sucedió el asesinato de un joven palestino que fue quemado vivo por jóvenes israelís, lo que tampoco dice mucho de los valores de esta sociedad, que tiene una larga tradición en el uso del terrorismo desde su lucha por la independencia de Gran Bretaña y posteriormente de terrorismo de estado.  
cr.nrostatic.com
    Estos últimos asesinatos fueron solo el detonante, pues ambos bandos estaban ya preparados para una nueva confrontación que se llevó a cabo, como no podría ser de otra forma, con la habitual abrumadora superioridad militar de Israel.  La guerra ya se podía anticipar por la posición de Israel de bloquear las negociaciones para una solución definitiva al conflicto con Palestina, a la vez que mantenía su provocadora política de asentamientos en la orilla oeste del Jordán y el bloqueo de Gaza. Si a eso se une el reciente acuerdo entre la OLP y Hamas se deduce que Israel estaba deseoso de iniciar esta guerra con tal de no ver un gobierno palestino OLP-Hamas radicalizado, por lo que la opción ha sido continuar con el bloqueo de la franja de Gaza para poder destruir allí a las milicias palestinas en una campaña de castigo; es decir, para matarlos, un objetivo que parecía alcanzable con medios desproporcionados:  -"La política por otros medios..."
    Las excusas de los cohetes palestinos no son de recibo para justificar el inicio de una nueva guerra, pues la capacidad de infligir daños a Israel con cohetes de mediano y pequeño calibre, sin guía terminal y con cabezas de combate ligeras es bastante marginal, como ha quedado demostrado en el último mes. El viejo conflicto del escudo y la espada ha sido en este caso el conflicto entre el moderno sistema defensivo "Iron Dome" y los más de mil cohetes palestinos, que en un  mes de guerra solo han producido tres muertos a Israel, además de algunos daños materiales en lugares aislados, lo que demuestra la asimetría entre el "escudo de acero" y la "espada de hojalata". En consecuencia parece inaceptable que Israel, una vez segura de poder neutralizar esta amenaza solo con armas defensivas se haya lanzado a la destrucción sistemática de la franja de Gaza y a una operación terrestre que recuerda a las antiguas campañas de castigo que emprendían las potencias coloniales contra los indígenas.

    Una vez finalizado el desigual intercambio de salvas de cohetes palestinos y el lanzamiento de bombas guiadas de aviación, misiles y artillería de campaña, no quedaba más remedio, ante la determinación de las milicias, que empezar una campaña terrestre para la que las FAS de Israel, una vez más, no estaban preparadas. Los 63 muertos en combate en esta fase de las operaciones lo ponen de manifiesto; de esta cifra sorprende el elevado número de muertos a bordo de vehículos y de cuadros de mando -en esto la espada ya no es de hojalata- a pesar de los avances en autoprotección de los vehículos blindados israelís y el valor demostrado por sus tropas.
cambio.bo
    Para esta fase de la desproporcionada campaña de castigo, los palestinos estaban mucho mejor preparados, ya que habían aprendido en sus carnes el tradicional concepto israelita de "geometría inversa" de avanzar destrozando viviendas y atravesando muros para evitar exponerse en las calles. Esta vez los palestinos añadieron al combate una tercera dimensión: la subterránea, con una red de túneles intercomunicados que les permiten el movimiento de sus milicias en el interior de Gaza y hacia Israel. La respuesta israelí para lograr avanzar hacia el interior de las ciudades ha sido la destrucción sistemática de su periferia, con un grado de destrucción al que habría que buscar precedentes en el carpet bombing  de la 2ª Guerra Mundial. Cómo demuestra la historia militar el combate en zonas urbanizadas nunca ha sido sencillo. Me parece además que el depurado y antiguo concepto operacional israelí de ir a matar a los combatientes de Hamas se ha cobraado esta vez a un alto precio, que me temo no estén dispuestos a seguir pagando. 
rpp.com.pe
    A la hora de buscar las causas profundas del conflicto habrá que volver al movimiento sionista de Theodor Herzl; a la declaración Balfour apoyando el restablecimiento de un hogar judío en Palestina;  a la tolerancia británica de permitir la emigración judía en Palestina; a la oposición de los árabes al establecimiento del estado de Israel; a las sucesivas guerras en la zona; a la actitud expansionista de Israel; pero es mejor dejar esto atrás para otra ocasión y en cambio reflexionar, por ejemplo, sobre lo que el escritor judío Amos Elon escribe cuando asegura que: "Los fundadores del Estado se embarcaron en un renacimiento nacional y social en el antiguo hogar de los judíos, pero fueron ciegos a la hora de comprender que los árabes de Palestina podían albergar las mismas esperanzas" , o también sobre lo que el historiador judío Eric Hobsbawm  subraya de la idea  de Elon de que "el genocidio de los judíos por Hitler se ha convertido en un mito legitimador de la existencia del estado de Israel".
    Hasta que no se resuelvan las causas profundas del conflicto y no las que aparecen en la superestructura, la espiral de violencia será trágica, inevitable y no tendrá fin. Es cierto que los israelitas no quieren matar niños, pero desgraciadamente esta vez lo han hecho a más de trescientos, que no podrán incorporarse en el futuro ni a cimentar una paz, cada vez más necesaria en el Próximo Oriente, ni a tomar las armas en futuras explosiones de violencia, que ojalá no tengan lugar.

    Admitiendo la inexistencia de soluciones simples, una posible solución debería asentarse en admitir simplemente  la existencia del Estado de Israel, dejando atrás los "mitos" fundacionales,  y abandonar su política expansiva en una absurda búsqueda de fronteras seguras. A la vez habría que determinar lo qué los palestinos estén dispuestos a aceptar para compartir el territorio con los israelís, así cómo lo que estos últimos estén dispuestos a ceder para hacer de Palestina un estado viable. En este marco la diplomacia internacional ha estado trabajando estos años con poco éxito y, a veces, con intereses partidistas. 
    Mientras tanto en esta campaña de castigo  de tintes coloniales, el grado de destrucción infligido a los palestinos, además de los muy importantes daños materiales, ha sido de más de 2000 muertos, de los cuales cerca de una cuarta parte podrían ser combatientes. Afortunadamente la campaña ha entrado en un punto muerto en el que  se ha logrado un alto el fuego de cinco días y el comienzo de negociaciones, cuyas noticias no parecen muy esperanzadoras. Confiemos que al final traigan al menos algo de paz a la región.

 

 

 
 

 

miércoles, 30 de julio de 2014

LOS INICIOS DE LA MODERNA CAPACIDAD ANFIBIA ESPAÑOLA. POR TIERRA Y POR MAR V


    La guerra anfibia en la Armada Española, en la primera mitad del siglo xx, tiene como hecho más sobresaliente el desembarco de Alhucemas el 8 de Septiembre de 1925, que supuso la más importante operación anfibia realizada por la Armada, con la concurrencia de unidades del Ejército de Tierra, de Infantería de Marina, y con la colaboración de las unidades aéreas del Ejército y de la Aeronáutica Naval. A pesar del éxito de la operación, con el paso de los años la organización, doctrina y procedimientos,  lecciones aprendidas, y el desarrollo de embarcaciones y medios para su ejecución cayeron en el olvido. Solo durante la Guerra Civil se volvieron a ver algunos intentos de operaciones anfibias, con escaso éxito.
DESEMBARCO DE ALHUCEMAS
     La posguerra civil en España vio a la Armada falta de recursos materiales y aislada internacionalmente, aunque se hicieron algunos intentos de dotarse de buques anfibios con la adquisición en el año 1948 de dos barcazas de desembarco inglesas del tipo LCT-IV: K-1 y K-2, que se asignaron a la Escuela Naval Militar, bautizándose con los nombres de “Foca” y “Morsa”. 
    El final del aislamiento y el comienzo de la modernización de la Armada, llegó de la mano del Convenio con los EEUU en Septiembre de 1953, y supuso la llegada de buques, embarcaciones y material para la Infantería de Marina, además de la doctrina y procedimientos para su empleo, y de ese modo poder desarrollar los procedimientos nacionales que iban a sentar las bases del renacimiento de la moderna capacidad anfibia española.
    La tensión creciente que desde finales de Marzo de 1956 se manifestaba en los territorios del África Occidental Española, sirvió para tomar conciencia de la importancia de dotar a la Armada con una capacidad anfibia. El comienzo de las hostilidades a partir del 12 de Agosto de 1957 puso de manifiesto su urgencia.
    Dos meses después, el 26 de Octubre de 1957 se materializa la decidida voluntad de la Armada de dotarse de una capacidad anfibia, al crearse por Decreto el Grupo Especial de Infantería de Marina en el Departamento Marítimo de Cádiz, con el que en unión de los buques y embarcaciones existentes y los que se empiezan a incorporar, se comienza a practicar la moderna doctrina anfibia. En ese mismo mes, como consecuencia del Convenio con los EEUU se descargan en Cádiz 13 embarcaciones de desembarco LCM, que se depositan en el Caño 18, asignándoles la numeración de LCM 1 a LCM 13. Finalmente, en Enero de 1958 son finamente transportadas al Arsenal de Las Palmas.
EL "FOUDRE" , LA LST 1 Y UNA BDK CON OTROS BUQUES FRENTE A EL AAIUM

   El apoyo francés a la campaña de Ifni-Sáhara se materializó ese mismo mes con el alta en la Armada de la LST francesa “Odet” (ex USN LST 815) que se denominará LST 1, así como 6 LCM, que llegan a bordo del LSD francés “Foudre” (ex USN LSD 12), y que se trasferirán a la Armada española numerándolas LCM 14 a 19. En resumen: para las operaciones, aparte de otras unidades de la Armada, se contará con un total de 1 LSD, 1 LST, 19 LCM, y las Compañías de Infantería de Marina de las Cabezas de Playa de Ifni y Aaium.

CABEZA DE PLAYA DE EL AAIUM
LCM EN LA PLAYA DE EL AAIUM
    Es importante señalar que las seis LCM desembarcadas del LSD francés “Foudre” constituyen, a partir del 20 de Enero de 1958, una unidad dotada con personal de Infantería de Marina de la Agrupación Independiente de la Base Naval de Canarias, al mando de un Mayor de 2ª (Alférez) con unos efectivos de 30 suboficiales y tropa. Estas lanchas tienen su base en Arrecife de Lanzarote, desde donde prestan múltiples servicios en cabo Jubi, playa del Aaiún y Villa Cisneros. La eficacia de estas dotaciones y su admirable espíritu, quedan condensadas en las siguientes palabras dirigidas por el Comandante General de la Base Naval con ocasión del cese de estas dotaciones en las lanchas el 20 de Abril del mismo año:
    “Con la disolución de la Escuadrilla de Lanchas LCM, números 14 a 19 inclusive, se terminan unas experiencias hechas por vez primera en nuestra Marina de dar participación en las faenas marineras de las Unidades de Asalto a las fuerzas de Infantería de Marina que han formado su tripulación. Esta labor que ha sido efectuada por personal del Grupo Independiente de la Base Naval de Canarias, enaltece el valor y solera de los hijos de este Archipiélago”
    Finalizadas las operaciones de Ifni-Sahara, en Mayo de 1958, se dan de baja en la lista de buques de la Armada la LST 1 y las seis LCM del “Foudre”, que posteriormente traslada a Cádiz el resto de las LCM. En septiembre del mismo año se crea la Flotilla de Lanchas de Desembarco con 13 LCM, dividida en dos Escuadrillas, afectas al Departamento Marítimo de Cádiz.
EL "ALMIRANTE LOBO" FONDEADO EN AGUAS DE BARBATE CON LANCHAS LCM ABARLOADAS
     El 15 de Junio de 1959 causan alta en la Armada las Barcazas de Desembarco K-3, K-4 y K-5, de construcción nacional, y el día 25 del mismo mes se crea el "Grupo de Desembarco", que ya cuenta con 5 BDK, 13 LCM, y tres LCPL. Posteriormente, en Noviembre de 1959, cambia su nombre por el de "Agrupación Anfibia", a la que se unirán, en Marzo de 1960, los tres buques LSM de procedencia americana.

BDK EN LA PLAYA DE BARBATE DURANTE EL EJERCICIO ALIF 59


LSM 1

     Ya es parte de la historia contemporánea de la Armada la creación del "Mando Anfibio", tras la llegada de los buques anfibios "Aragón", "Castilla", "Galicia", y las tres LST "Velasco", "Martín Álvarez" y "Conde de Venadito", así como la transformación del "Grupo Especial" en el "Tercio de Armada", pero los antecedentes citados son importantes para comprender el esfuerzo realizado desde los años 50 y 60 para poder contar hoy con una moderna Fuerza Anfibia, que es necesario seguir impulsando y actualizando. 
El tiempo transcurrido desde unos modestos inicios muestra que una capacidad anfibia oceánica como la que hoy dispone la Armada no se improvisa, y el poder contar con ella es algo de lo que legítimamente puede estar orgullosa, pues pocas naciones pueden disponer de una capacidad similar, que constituye una instrumento fundamental para la política de defensa de una nación marítima como España.




domingo, 20 de abril de 2014

EL PRIMER BATALLÓN DE DESEMBARCO 1972-1974. POR TIERRA Y POR MAR IV


Introducción
Hace cuarenta años el mundo seguía bajo la Guerra Fría y sufriendo numerosos conflictos armados, aunque durante el año 1972 se negociaron los acuerdos de paz que en el 73, concluyeron para los norteamericanos, la larga guerra de Vietnam; pero a los pocos meses estalló la guerra del Yom Kippur que enfrentaría por cuarta vez a árabes e israelitas, poniendo de nuevo al mundo al borde de un nuevo conflicto mundial. En la España de aquellos años ya se adivinaba el inevitable fin del régimen, que en cierta medida se aceleró con el asesinato del  Almirante Carrero Blanco en diciembre de 1973.
A la llegada al Tercio de Armada (TEAR) en Agosto de 1972 como flamante Oficial del Cuerpo, fui destinado a una Compañía de Fusiles: la 2ª Compañía del Primer Batallón de Desembarco. Este Batallón constaba de tres Compañías de Fusiles y una potente Compañía de Plana Mayor y Servicios que encuadraba también las armas del Batallón: Morteros de 81mm, Cañones sin Retroceso de 106mm y un Pelotón de Lanzallamas, además de la Sección de Comunicaciones y la de Servicios. 
       El Tercio de Armada venía de pasar por la tragedia de perder algunos hombres. La desgracia sucedió un Viernes de Julio del1972, cuando un ferrobús en el que viajaban mas de cien soldados que se iban de francos de ría a sus casas chocó frontalmente con otro tren en la zona de Lebrija, con el resultado de unos 86 muertos; 26 del Tercio de Armada, de los que seis pertenecían a la 2ª Compañía, además de algunos heridos.
En el Cuartel se vivía un proceso de regeneración del Cuerpo, con interesantes discusiones profesionales con oficiales y suboficiales, intercambio de manuales, libros y publicaciones de los norteamericanos, en un continuo esfuerzo para ganar el asiento a la lumbre y volver a reverdecer los laureles de la Infantería de Marina. La recuperación de la identidad corporativa, tradiciones  y ceremonias también ocupaba tiempo; estábamos convencidos de ser un Cuerpo de Tropas, y como tal, el personal era la principal preocupación. Con la perspectiva de los años creo que se logró, y el prestigio del Cuerpo en la Armada y en el conjunto de las Fuerzas Armadas está hoy entre los más altos.

La 2ª Compañía.
Una Compañía de Fusiles en los setenta  era, en pocas palabras, la quintaesencia de la Infantería de Marina: un grupo numeroso de gente con buena moral y cuya preparación y especialización para las operaciones anfibias justificaba la existencia de un Cuerpo. En la práctica, y al mando de un Capitán, consistía de un pequeño grupo de mando con un Teniente como Oficial Ejecutivo, tres secciones de fusileros y una de armas al mando de Tenientes o Alféreces, y dotada con abundante equipo y armas: fusiles de asalto CETME de 7,62mm, lanzagranadas M79 de 40mm, ametralladoras MG3A1 de 7,62mm, morteros de 60mm, lanzacohetes de 3,5 pulgadas, granadas de mano y de fusil,  además de pistolas y subfusiles para los cuadros de mando y los portadores de armas colectivas. A ello se le unían las radios AN/PRC6 para las secciones y pelotones, y los flamantes AN/PRC77 para la sección y compañía, según el caso.



De refuerzo del Batallón podía encuadrar un pelotón de lanzallamas, y observadores de morteros de 81mm o de artillería y fuego naval, según las necesidades; los equipos de control aéreo táctico, completaban los apoyos de combate, a los que había que unir los vehículos logísticos del tren de la compañía. En síntesis, una potente unidad, inspirada en la organización de la Infantería de Marina americana y especialmente diseñada para operaciones anfibias, en las que empleábamos para llegar a tierra desde la mar las embarcaciones LCVP o LCM de los buques anfibios o los nuevos vehículos anfibios LVTP7, que acababan de llegar al TEAR, con los que podíamos mecanizar la compañía, que se podía además reforzar con una Sección de carros de combate M48.
          El Capitán con su cuadro de mandos se esforzaba por  tener la Compañía controlada y adiestrada lo mejor posible, aunque los medios para conseguirlo no eran muy abundantes y la tropa mucha, pues la Compañía al completo la formaban 217 hombres, a los que había que conocer, comprender sus necesidades y tratar de satisfacerlas con los recursos disponibles. El trato con aquella gente era muy gratificante, pues representaban a la sociedad española, de todas las extracciones sociales y formación, algunos casi analfabetos (muy pocos) hasta titulados universitarios, con edades que iban desde 20 años hasta 27. El alojamiento, que se denomina “la Compañía” dejaba bastante que desear, era una nave corrida situada en la primera planta del Cuartel de Batallones, en unas condiciones poco gratificantes, con servicios higiénicos escasos y sin agua caliente, por lo que había que trasladarse en invierno y verano liados en una toalla y con la pastilla de jabón en la mano a los llamados "servicios generales" situados en la planta baja del cuartel.
En aquella época el deporte no era una prioridad, y de él se encargaba a primera hora de la mañana el Suboficial de Semana, quien conducía a la Compañía a hacer gimnasia a la hora que había programado para todo el TEAR el Oficial de deportes. Esto cambió al poco tiempo, cuando las unidades empezaron a hacer la preparación física con sus oficiales al frente.
La eficacia en el tiro también era manifiestamente mejorable debido a las continuas interrupciones de los fusiles CETME “C”, a causa especialmente de la poca calidad de la munición, que tampoco era muy abundante, pero que había que aprovechar para mantener adiestrados a los 217 hombres que se renovaban por reemplazos seis veces al año.


El adiestramiento táctico tenía lugar en el acuartelamiento y en sus inmediaciones, según el programa del Jefe de Operaciones del Batallón  y en él trataba de impulsar el conocimiento táctico de oficiales y suboficiales. Para salir al campo había limitadas posibilidades, pues no se contaba con un Campo de Maniobras como el de la Sierra del Retín. Pasaron casi un par de meses  hasta conseguir la primera salida al campo, cuando  los padres de un soldado que tenían un magnífico cortijo en Los Naveros, permitieron destacar allí unidades hasta el nivel compañía durante una semana.
Uno de los pilares del adiestramiento era la marcha, pues está demostrado que la mejor manera de adiestrarse en la marcha es... marchando: el movimiento se demuestra andando, así que a golpe de “pinrel”  la 2ª Compañía iba a todos lados, cada uno sumido en sus cosas pero procurando no romper el ritmo pues suponía un alargamiento de las columnas y una innecesaria fatiga; las canciones ayudaban a mantener el ánimo. Se marchaba en las proximidades del acuartelamiento, en los adiestramientos que la Agrupación de Desembarco hacía en el Campamento en Facinas; del muelle de Almería al Campamento de Álvarez de Sotomayor; en fin, éramos la infantería, en este caso de Marina. En las marchas  la canción más popular era  “Soy Capitán” cuya primera parte  cantaba a dúo una sección con las otras tres, para acabar todos juntos con las estrofas de “Adiós, adiós mis bravos fusileros…”



SECCIÓN DE ARMAS DE LA 2ª COMPAÑÍA
Al menos un viernes al mes tenía lugar el acto de Lectura de Leyes Penales. Para él, formaba el Tercio de Armada en el patio del Cuartel de Batallones siguiendo los toques de ordenanza de: Escuadra, Compañía, Batallón y Llamada con la Banda y Música. Daba gusto ver el patio lleno de tropas, todos vestidos de uniforme de franjas, cantando con fuerza la “Marcha Heroica”, en un acto en el que se manifestaba el  espíritu de las unidades, de las más recientes y de las que las habían precedido y formado en aquel mismo patio desde finales del siglo XVIII.




La Justicia Militar
   El Código de Justicia Militar de 1945, vigente en aquella época, juzgaba por razón del delito, del lugar o de la persona, y en opinión de un Jurídico, Profesor de la Escuela Naval, “mantenía un equilibrio inestable entre una abstracción infecunda y una casuística engañosa”. En los años en que la tropa procedía del Servicio Militar obligatorio la deserción era el delito más corriente que se veía en los Consejos de Guerra, y en los que los Tenientes turnaban en las funciones de Fiscal o Defensor. Mi debut en una Causa fue de Fiscal, para lo que se debía ir a Capitanía General a presentarse al Juez Instructor, un Teniente Coronel del Cuerpo que había visto sus mejores tiempos en el frente durante la Guerra Civil como Alférez Provisional. El Instructor, tras una cortina de humo de picadura y con aire doctoral de gran sapiencia marcial te introducía en las particularidades de la Justicia Militar y en los entresijos del Consejo de Guerra, en el que debería hacer gala de mis mejores aptitudes jurídicas. 
Después de un par de días de estudiar la Causa me presenté, como estaba preceptuado, a la Misa de Espíritu Santo previa al Consejo con uniforme de paseo y sable. En la antesala del Consejo cumplimenté al Presidente y conocí al defensor, quien resultó ser un antiguo Oficial de Marina que ejercía la abogacía y, en particular, la defensa de militares, en lo que se había hecho un nombre. Después de saludarnos y ver mi cara de ser consciente que el defensor no era otro Teniente, me dijo que no me preocupara por lo que él iba a decir en el Consejo…”tu tranquilo, no pasa nada, tu a lo tuyo...” Yo no me fiaba, así que lo vigilaba de reojo mientras se ponía la toga, pensando en el repaso que me iba a dar. Al acusado no lo absolvieron, como él pedía con sus alardes de erudición, pero tampoco le impusieron la pena que yo solicitaba: no lo hice tan mal.

La Fuerza Anfibia
El Mando Anfibio de la época permitía ser verdaderos infantes de marina, y lo constituían en la época tres Transportes de Ataque: “Aragón” “Castilla” y “Galicia”, a los que se unía la Flotilla de Desembarco compuesta por tres LST: “Velasco” “Martín Álvarez” y “Conde del Venadito” además de tres barcazas BDK y tres LSM. Aquello no estaba nada mal, pero le faltaba algo tan esencial como los helicópteros, que la Armada dedicaba prioritariamente a la lucha anti-submarina y solo marginalmente a las operaciones anfibias.
Antes de los ejercicios anfibios importantes había una secuencia de ejercicios de adiestramiento en tierra y a flote para los que se embarcaba una semana para habituarse a la vida a bordo y efectuar el adiestramiento de llamada a embarcaciones, trasbordo y movimiento buque-costa diurno y nocturno.
La fase de embarque tenía un planeamiento muy documentado y cuidadoso, pues no de otra forma se podría embarcar casi mil hombres a bordo del “Aragón”. Los sollados de tropa eran grandes, siendo el “Foxtrot” el mas grande de todos, con más de trescientas literas en seis alturas y sin taquillas…¡ah!…y con escasos aseos. El resultado es fácil de adivinar; el embarque, siguiendo el plan establecido por el Oficial de Embarque, se hacía en fila haciendo subir a cada hombre a su litera, la orden era: “ocupar rápidamente las literas”, así que con la mochila a la espalda, el chaleco salvavidas puesto y con el fusil en una mano y el saco petate en la otra, se iban llenando “rápidamente”, con la ayuda de los suboficiales y Cabos 1º, las literas del sollado. Una vez concluida la función comenzaba el "repliegue táctico" de los mandos, reculando para no ser destrozados por el tumulto que se formaba inmediatamente para que la "mano invisible" gobernara -como a la economía- el arranchado final. Un par de horas después había que volver a ver los efectos de la experiencia de los veteranos, admirando el relativo orden que allí reinaba, aunque inmediatamente se recibía de primera mano la novedad de que los retretes se habían atascado…¡como siempre! Es de justicia reconocer el mérito de aquella tropa, que aceptaba en plena década de los setenta las incomodidades que ofrecían barcos diseñados en la de los cuarenta para transportar a tropas de asalto a playas defendidas por japoneses.



LST 13. CONDE DEL VENADITO
No tenía nada de particular que se considerara como una bendición la posibilidad de embarcar en una LST, algo mas nuevas que los transportes de ataque y recién llegadas de los Estados Unidos, pues ofrecían condiciones de vida a bordo mucho mejores. La 2ª Compañía embarcaba a menudo en el “Conde del Venadito” al que la tropa llamaba indistintamente el “Bernardito” o el “Benedicto”. El motivo de embarcar en este buque era debido a que la compañía iba a desembarcar mecanizada a bordo de los nuevos LVTP7 recién llegados de los Estados Unidos y que el barco lanzaba por la rampa de proa. Este método de llegar a la playa tenía la ventaja de hacerlo seco y no empapado como sucedía si formabas parte de una ola de embarcaciones, en las que te podías pasar a bordo de una LCVP o LCM más de una hora entre el tiempo haciendo  la “pescadilla” y el tránsito a la playa a ocho nudos.

CARBONERAS. DESEMBARCO DE LA 2ª COMPAÑÍA EN LVTP7
Carboneras era el lugar habitual de maniobras anfibias, en las que el adiestramiento, bien solos o con la Unidad Anfibia de la Infantería de Marina de la Sexta Flota de los EEUU, el MAU (Marine Amphibious Unit). Eran  muy buenos ejercicios, de día o de noche, lo que ponían a prueba nuestro adiestramiento que en general era más que bueno para los estándares de la época. Los ejercicios solían terminar con una escala en los puertos de Almería, Málaga, Ceuta o Melilla,  donde siempre éramos bien recibidos.
El verano del 73 recibí la orden de presentarme en Septiembre en la Escuela de Infantería de Marina para efectuar el curso de aptitud de Zapadores que preparaba para servir en la Compañía de Zapadores del Tercio de Armada y en las Secciones de Zapadores que se acababan de formar en los Tercios. Fortificación, campos de minas, explosivos, planeamiento de construcciones en campaña y empleo de maquinaría eran las materias principales. El curso era interesante y sus profesores ponían mucha pasión en la enseñanza; ellos se habían formado en los Estados Unidos y se esforzaban para conseguir que se reconociera para oficiales la especialidad de zapadores.



OFICIALES DEL PRIMER BATALLÓN
La 1ª Compañía
Al finalizar el curso me esperaba la 1ª Compañía del Primer Batallón de Desembarco que mandaba un viejo profesor de la Escuela Naval. Ni que decir tiene que los estudios de zapadores me dieron una nueva visión de la preparación del terreno y de la protección de las posiciones con campos de minas, que empezamos inmediatamente a aplicar a nuestros ejercicios y procedimientos operativos.
La experiencia de la 2ª Compañía también sirvió para mi nueva unidad. Uno de los primeros cambios que hicimos fue incorporarnos todos los oficiales subalternos a la gimnasia que dirigía el Sargento instructor de educación física a primera hora de la mañana.
El primer ejercicio importante al que fue la 1ª Compañía fue al adiestramiento en combate en tierra con fuego real en el Campo de Maniobras de Álvarez de Sotomayor en Almería. Allí tuvimos la posibilidad de efectuar ejercicios tácticos con apoyo de fuego real de morteros, artillería y helicópteros de ataque “Cobra”, permitiéndonos  integrar la compañía y mejorar nuestro nivel de adiestramiento, practicando en profundidad tácticas y técnicas del oficio de los soldados de marina.
La 1ª era una buena Compañía y aunque habían mejorado las condiciones y medios para adiestramiento, todavía subsistían algunas  dificultades. El mejor momento llegó con ocasión del ejercicio “Carboneras 74” con el Grupo Anfibio de la VI Flota de los EEUU y su MAU, para el que la 1ª Compañía embarcó primero en el “Aragón”, para posteriormente transbordar al porta-helicópteros "Iwo Jima”, al que los soldados andaluces llamaban el “Irozima” con su particular acento de la tierra. En vista de la falta de disponibilidad de helicópteros nacionales para la preparación, lo hicimos estudiando los procedimientos en los manuales americanos, y pintando en el suelo con cal la planta de los helicópteros para simular en ellos el embarque y la salida ordenada para asegurar la zona de aterrizaje.


HELICÓPTEROS CH46 Y CH53 DESEMBARCANDO A LA 1ª COMPAÑÍA
El embarque resulto estupendo y la experiencia: de primera clase. Ver embarcar toda la compañía, de noche, en la cubierta de vuelo del “Iwo Jima”, y llegar a la zona de aterrizaje en cuatro CH46 "Sea Knight" y dos CH53 "Sea Stallion" las dos olas de cien hombres cada una fue algo extraordinario. Poder adiestrarse antes del día del asalto, aprendiendo sus técnicas y tácticas con aquellos marines, muchos de ellos veteranos de combates en Vietnam, fue otra experiencia inolvidable que ponía el listón muy alto. Quizás nos faltaban medios, pero la 1ª Compañía era magnífica "second to none" y tuvimos ocasión de demostrarlo.

Güelfos y Gibelinos
Los servicios del acuartelamiento para los oficiales subalternos eran los habituales de la época: Guardia de Prevención y Servicio Interior; la primera suponía un día entero en planta, vestido de uniforme de franjas con guantes, sable, gola y pistola, y la alerta permanente para evitar que por un descuido te “metieran un puro”, deporte que estaba entonces muy en boga. “Forme la guardia” “guardia a formar con armas” eran las voces más oídas. El relevo se hacía según prevenía las ordenanzas: desfile de la guardia entrante y honores de la saliente, saludo entre los oficiales con la fuerza sobre el hombro, y mientras los cornetas tocaban “relevo”, los soldados susurraban la letra “underground” del toque: “no es lo mismo entrar que salir”.
La Guardia Interior te tenía todo el día de un lado para otro, supervisando los actos económicos de la vida del acuartelamiento: desayuno, comida, cena, salidas de francos, misa…etc. Con ocasión de una guardia interior en domingo, me dirigí a la Capilla para la Misa, que no era obligatoria, por lo que no estaba muy concurrida, pero en cambio solían asistir los jefes que vivían en los pabellones del cuartel, y a veces, el General. Al parecer el Capellán, que no era castrense, tenía la costumbre postconciliar de decir la Misa sin la casulla, por lo que el General le había llamado a su despacho para "recomendarle" que usara la casulla -como estaba preceptuado- pero al parecer algún agente de inteligencia le sopló que seguía diciendo la misa sin ella. Aquel día, estando en funciones de Oficial de Guardia Interior, acompañaba al Capitán de Guardia para esperar al General en la puerta de la Capilla. Su Excelencia acudía pletórico de ardor guerrero, como cuando de joven asaltaba parapetos en la Guerra Civil, por lo que en cuanto vio al Capitán de Guardia que se le acercaba para darle la novedad luciendo una pequeña gorra de plato con visera plana y bigotes que le tapaban el labio superior, no lo dudó un instante y lo hizo suyo “in situ” despachándole con 48 horas de arresto. El auto sacramental vino a continuación, cuando el cura desde el altar con aire humilde, respetuoso y con la casulla puesta se dirigió al General, en pie en el primer banco, para solicitarle permiso -como estaba preceptuado- para comenzar el acto que prevenía la orden del día. Su cara de sorpresa fue mayúscula cuando oyó al General decirle: -“puede usted quitarse la casulla, si quiere”, lo que no dudó en hacer el güelfo vicario, para inmediatamente oír al gibelino príncipe de la milicia añadir: -“¡no, no!...póngase la casulla, que es lo mandado” En fin, como puede verse “la mudas” no habían acabado en la Escuela Naval, ni en San Fernando los conflictos entre Iglesia y Estado.

Finale
Aquellos dos años en el Primer Batallón de Desembarco fueron magníficos, rodeado de buenos compañeros y con una muy interesante actividad profesional. De aquel Batallón me queda el recuerdo imborrable de su tropa, procedente del reclutamiento obligatorio; eran gente admirable que aceptaban con alegría los rigores de la vida del cuartel y los riesgos del adiestramiento intensivo del TEAR, de día y de noche, por tierra y por mar. Eran duros, sufridos y disciplinados, y necesitaban pocas cosas para desempeñar sus cometidos; ellos sostuvieron al Cuerpo durante su larga historia. Nada de lo que se haga en su reconocimiento será suficiente.