sábado, 31 de diciembre de 2011

EL CASTILLO DE SAN PEDRO DE JACA

Unas vacaciones familiares de Navidad en la Jacetánia permiten disfrutar de la buena mesa, de un paisaje espectacular, del esquí y de la visita a algún lugar histórico de la región. Cumplimos sobradamente con los placeres de la mesa al degustar el excelente cordero lechal de la zona, capón y otras delicadezas con las que nos obsequia la familia del Alto Pirineo y para las que nos abre el apetito las jornadas de esquí en Astún y Formigal en unos días en los que el sol extrae de la cordillera toda su belleza. Es sin duda el esquí uno de los deportes más bonitos y exigentes, que combina el disfrute de la naturaleza pura con el esfuerzo físico; no tiene precio el verse descendiendo por la pendiente oyendo el sonido del roze de las tablas con la nieve mientras el aire frio te golpea la cara y entra hasta lo mas profundo de los pulmones.


Para completar el programa de vacaciones solo quedaba el trámite del tiempo cultural que esta vez completé visitando la Ciudadela de Jaca, también llamada Castillo de San Pedro. Fue en el año 1976 cuando la visité por vez primera, entonces ocupada por unidades militares y en un estado de conservación aceptable, lo que es de agradecer, pues el Ejército nos ha legado un magnífico ejemplo de fortificación abaluartada del siglo XVI. Ojalá otras instituciones del Estado hubieran hecho lo mismo con sus patrimonios.

 CASTILLO DE SAN PEDRO. 1976

La defensa de la frontera con Francia era una de las preocupaciones de Felipe II y la construcción de la Ciudadela de Jaca formaba parte del sistema defensivo fronterizo. Las obras fueron encomendadas a Tiburcio Spanocchi y comenzaron en 1592 siguiendo el concepto de la traza italiana que preconizaba para protegerse de la artillería la construcción de muros más bajos y gruesos, con taludes y baluartes.


El Castillo conserva muy bien todos sus elementos y tiene obras en curso para rehabilitar la techumbre. Se pueden visitar sus edificios, que albergan un Museo de Miniaturas Militares, otro dedicado a la historia de las Tropas de Montaña y un par de exposiciones temporales.  La conservación está a cargo de un Consorcio formado por la Diputación General de Aragón, la de Huesca, el Ayuntamiento de Jaca y el Ministerio de Defensa, que podría hacer un esfuerzo para habilitar la llamada Casa del Maestre de Campo, que tiene aun reservada, y enviar fondos suficientes para instalar en ella un sencillo museo militar con fondos que sin duda posee y que lucirían en tan magnífico marco.
 En resumen; un excelente plan de vacaciones: disfrutar del esquí en familia, reconfortarse con unas sabrosas jornadas gastronómicas, y cerrar el programa con una visita cultural. Lo recomiendo encarecidamente.