lunes, 31 de octubre de 2011

LAS OPERACIONES EN LIBIA

Decía en la entrada del Blog del 19‎ de ‎mayo‎ pasado que los intereses nacionales hay que defenderlos con firmeza y convicción, y repasaba algunos escenarios: Libia, donde parecía ser que se estaba bombardeando, porque el Gobierno creía que era justo, ya que las bombas las tiraban otros; Somalia, donde los piratas mantenían rehenes a españoles esperando una nueva transferencia de euros; y el Magreb, en el que la política era ni pisarlo, no fuera a ser que se nos acabara el dinero para pagar a los que matan a los que no pagan.

Hoy hay pocos cambios, las bombas y misiles que tiraron otros han conseguido el propósito de ayudar a acabar con Gadafi. El Ministerio de Defensa Español prepara el desfile de la victoria y anuncia en su nota de prensa que “sólo el 30 por 100 de las misiones de la OTAN se ha dedicado a neutralizar objetivos terrestres”; ¡claro! digo yo, pero es que son las más arriesgadas, las más caras y las que requieren una mayor capacidad, y desde luego las definitivas para resolver la situación; por ejemplo, según la página web del Ministerio de Defensa del Reino Unido, de las 3000 salidas de su Fuerza Aérea 2100 fueron de ataque a tierra, haciéndolo sobre alrededor de 640 objetivos. Pero es que hasta los países escandinavos participaron en estas misiones; nosotros, no, nosotros a lo nuestro, a lo fácil y barato, y luego a que se luzca la “belicosa-pacifista” Ministra, mientras la de Exteriores bendice el plan de Marruecos para el antiguo Sahara Español.

Al 70 por 100 de las misiones de la OTAN en Libia, como las de establecimiento y mantenimiento de la zona de exclusión aérea y la misión de embargo naval de armas y de mercenarios es a las que ha contribuido España, y según Chacón “la contribución de España ha sido muy relevante en estos cometidos”, y añadió: “Un esfuerzo determinante para el éxito de la misión, con el que España ha vuelto a demostrar su compromiso con la paz y con la estabilidad en el mundo, así como su responsabilidad y solidaridad con nuestros aliados”…ya te digo: palabras huecas.

Aparte de la falta de convicción y voluntad del Gobierno para defender los intereses nacionales, incomprendidos por la población, el problema reside en la incapacidad de las Fuerzas Armadas para sostener operaciones en la gama alta del espectro del conflicto y esto con la aquiescencia del Ministerio de Defensa. Nuestros impuestos van a la compra de misiles de ataque a tierra para la Fuerza Aérea que a la vez se dota del último modelo de avión de combate europeo, el “Eurofighter Typhoon”, de Helicópteros de Ataque “Tigre” para el Ejército de Tierra, y la modernización de los aviones de ataque embarcados “Harrier” de la Armada, todo para nada, solo para el desfile y la exhibición del próximo Día de las FAS y no como nuestros aliados que los han empleado en la operación de Libia. Tampoco las Fuerzas Especiales de los tres Ejércitos ven la ocasión de demostrar lo que valen y las inversiones que se han hecho en ellas, pues no existe la menor voluntad de emplearlas, al contrario de lo que han hecho nuestros aliados en Libia, ni mucho menos el conseguir mayor eficacia con su integración en un Mando Conjunto de Operaciones Especiales, cuyo proyecto duerme el sueño de los justos en el mas que políticamente correcto EMAD.
En fin, mientras el Gobierno, después del despilfarro, rebusca en los cajones la calderilla que le pueda quedar para pagar los rescates en Somalia y el Sahel, las Fuerzas Armadas languidecen viendo como una taimada política de seguridad y defensa sin firmeza ni convicción las priva de lo necesario para poder desarrollar los cometidos propios de un país avanzado y seguro de su papel en el mundo.

domingo, 30 de octubre de 2011

CATETO A ESTRIBOR

      Dedico parte del tiempo de la última estación del zapaterismo a comprobar el estado de mi salud, cosa que tenía muy abandonada. Después de hacer unas pruebas en un hospital de Príncipe de Vergara, el fresco de la mañana me pide premiar el madrugón con un cafelito caliente. Veo una cafetería llamada Starbucks y decido entrar a sentarme con un periódico a disfrutar del premio.

      Me dirijo hacia quien parece ser el encargado, protegido detrás del mostrador en el que se exhiben jarras de café de varios tamaños, y escojo la que me parece más apropiada:

-Un café con leche como este, por favor.
-¿Lo quiere para llevar? Pregunta el empleado.
-¿Para llevar a donde? Pregunto sorprendido.
-Para llevarlo a la calle, me contesta, mucha gente se lo lleva al trabajo, añade.
-No, no, yo solo quiero sentarme ahí con el periódico.
-Bueno, vaya al fondo y allí se lo dan.
      
     Al llegar al fondo entrego el recibo a otro empleado con acento de andaluz oriental, quien amablemente me sirve el café y me dice:

-Ahí tiene, un “latetó”
-¿Un qué? Digo yo.
El políglota pollo añade: - Un “latetó”, lo que usted ha pedido, lo pone aquí en el recibo.
        Para mi asombro de cateto a estribor en Madrid (pues el de babor ya esta cogido) leo el recibo, donde reza: "LATTE, TALL" y le digo:
-Oiga, pero esto es italiano e inglés, ¿pero no estamos todavía en España?
-Sí, tiene razón, pero se llama así, cacarea el poliglota.

         Así que me senté a tomar mi “latetó” pensando que entre etiquetar solo en catalán o hacerlo en español, italiano e inglés, me quedo con el catalán. Tendré que estudiar idiomas o salir mas.

sábado, 15 de octubre de 2011

UNA MAÑANA MADRILEÑA

Además de grandes exposiciones que se organizan en Madrid, bien promocionadas, que atraen a los que aman el arte y a los que consumen cultura -y se les nota- también disfrutamos en la Villa otras pequeñas exposiciones muy atractivas, como la que con el título “El Romanticismo ruso en época de Pushkin” se presenta en una sala del Museo Nacional del Romanticismo.

         Al recorrer la exposición me viene a la mente la música de la Ópera de Tchaikoski “Eugenio Oneguin” inspirada en la obra homónima de Pushkin, y que me ambienta para captar mejor esta época rusa en la que tuvieron lugar los intentos de intelectuales y aristócratas de implantar las ideas surgidas de la Ilustración y de la Revolución francesa. Los retratos al oleo, acuarela y lápiz de la exposición, que proceden del Museo Nacional Pushkin de Moscú, nos muestran algunos de los personajes del período romántico en Rusia. Un retrato del poeta y dramaturgo preside la sala haciendo buenas sus palabras: “Por largos tiempos me amará mi pueblo, porque sus sentimientos nobles desperté con mi lira”.

Desde el Museo los pasos nos llevan hacia la zona de Las Salesas, para lo que atravesamos el Barrio de Chueca y me pregunto lo que pensaría el maestro, autor de “La Gran Vía”, al ver en lo que se ha convertido el castizo barrio que lleva su nombre.   Cruzamos la calle Barquillo y seguimos por Conde de Xiquena,  donde vivieron mis abuelos, hacia el Parque de las Salesas y la Iglesia de Santa Bárbara, a donde acudíamos a cumplir con el precepto dominical.

        La magnífica Iglesia formaba parte del conjunto del monasterio de La Visitación (Salesas) construido por deseo de Bárbara de Braganza y del Rey Fernando VI, consagrado en 1757 y posteriormente incautado en 1870 por el gobierno de Prim y donde hoy se ubica el Tribunal Supremo.

En la Iglesia se encuentran los sepulcros de Fernando VI y Bárbara de Braganza, los únicos reyes Borbones que no están en El Escorial. Fueron mandados construir por Carlos III cuando hereda el trono de España a la muerte de su hermano Fernando VI. En la sentida inscripción del pedestal de su sepulcro, afirma que hubiera preferido que su hermano viviera y no tener que  heredar su reino.

La mañana era gloriosa, veraniega, por lo que ya que amamos el arte decidimos también consumir cultura, pero gastronómica, por lo que bajamos al Paseo de Recoletos para tomar un reconfortante aperitivo en la espléndida terraza del pabellón de “El Espejo”, enfrente de la Biblioteca Nacional. No se puede pedir más a una mañana madrileña. Os la recomiendo.